Fiasco actualizando Windows Server

10 mayo 2016
Josep Ma Solanes 0

No tengo una buena entrada para el blog, más bien lo que tengo es un gran «fiasco» en toda regla. La idea era presentar una actualización directa de Windows Server 2016 Technical Preview 4 (TP4), con el que tengo montados una serie de laboratorios, a la versión Windows Server 2016 TP5.

Empecé a trabajar ilusionado con esta entrada al ver la posibilidad de hacer un upgrade en el comando de SETUP de la imagen de Windows Server 2016, pero no siempre todo sale como uno espera y algún día tenía que pasar que las cosas no salieran como yo hubiera querido.

Ejecutando desde la PowerShell, con privilegios de administrador, los siguientes comandos:

Comprobar la versión del sistema operativo:

get-host

Montar la imagen ISO del nuevo sistema operativo:

mount-diskimage -imagepath 'd:\repositorio\Windows2k16TP5en.ISO'

Comprobar el volumen donde se ha montado la ISO:

get-volume

Acceder a la unidad en cuestión y ejecutar el comando setup con el modo de actualización:

.\setup.exe /auto upgrade

Aunque el sistema, a priori, permite la actualización, a media instalación aparece una advertencia que no es recomendable la actualización directa del servidor. Sinceramente, inconscientemente ya lo sabía, pero aún así me tiré de la moto.

Actualmente los servicios de backoffice (servidores) están bastante distribuidos, ya sea por tolerancia a fallos como reparto de la carga de trabajo. Teniendo este entorno tan distribuido, ¿como se te ocurre hacer una actualización directa sobre el propio sistema operativo? Con la consecuente pérdida del servicio mientras se hace la actualización, ¡que no es poco tiempo!

No, joven, no; este no es el camino correcto. Tras el batacazo lo puedo confirmar, el camíno correcto continúa siendo el mismo que hasta ahora, instalación en paralelo y migración de los servicios, sin o con la mínima afectación a los usuarios.

Pongamos un ejemplo. Se tiene que actualizar el Active Directory con el nuevo sistema operativo de servidores. Que pronto tocará hacerlo: de Windows Server 2012 R2 a Windows 2016. Pues ningún problema, se despliega una nueva máquina virtual con el nuevo sistema operativo, instalado de forma limpia, sin arrastrar históricos. De hecho, lo suyo sería desplegar la nueva máquina virtual a partir de una plantilla limpia y actualizada, cerrada con un sysprep. Una vez desplegado el nuevo sistema operativo, la máquina se junta al dominio y se ejecuta el proceso de instalación del nuevo controlador de Active Directory. Se realiza la migración de servicios y roles y se desmantela el original. Dejando el nuevo servidor a pleno rendimiento, de forma limpia y sin arrastrar problemas históricos, por lo menos en el propio sistema operativo.

¿Por que me quería complicar yo la vida haciendo una actualización directa? ¡Con la consecuente parada de servicios! ¿Para ahorrarme cuatro configuraciones o personalizaciones? ¿De verdad vale la pena? Personalmente, creo que no. Que el camino correcto es con la instalación limpia. Y que este fin de semana he estado haciendo el pardillo.

En fin, de los errores se debe aprender y mal iría si todo lo hiciéramos bien.

 

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